¡Hola disfrutones!
Seguimos contándoos nuestro VIAJE A NEW YORK CON NUESTROS PADRES.
Si no vísteis el primer capítulo, aquí lo tenéis. No os lo perdáis porque os enseñamos cosas muy curiosas de la zona de Brooklyn.
Hoy queremos profundizar en la EXCURSION CONTRASTES.
Por si no estáis al corriente y es la primera vez que vais a Nueva York, ya estaréis descubriendo que hay un montón de empresas turísticas que organizan innumerables excursiones por la ciudad. Nosotros recomendamos claramente CONTRASTES. Nosotros la hemos hecho ya dos veces y es la que mejor os va a enseñar los barrios que rodean Manhattan. Manhattan es sencillísimo para manejarse en metro o andando, pero los demás son un poco más complicados. Menos estaciones de metro, barrios más complicados en los que, sobre todo por la noche, os podéis sentir inseguros. CONTRASTES os ofrece una visita de una mañana entera por los cinco barrios o boroughs de la ciudad de Nueva York.
Esta excursión de Contrastes de Nueva York es especialmente recomendable si vais con vuestros padres o abuelos. Es muy cómoda, vais en un minibus con un guía de habla hispana que os contará todos los secretos, anécdotas, responderá vuestras preguntas y os dejará tiempo para visitar sin prisas. En nuestro caso se llamaba Christian, era dominicano y nos lo pasamos genial con él.
La excursión sale a las 9 de la mañana desde alguno de los grandes hoteles del centro. La primera parada en nuestro caso fue el ESTADIO DE LOS YANKEES. Para los que no lo sabéis, es un estadio de baseball. Tiene capacidad para 55.000 espectadores. Christian nos contó muchas anécdotas sobre el beisbol, ya que es un deporte como muy desconocido para nosotros, verdad? Nos dejó muy sorprendidos porque no sabíamos, por ejemplo, que en un partido de beisbol no se puede empatar, con lo que puede durar muchas horas…
La siguiente parada fue en pleno barrio de EL BRONX. Vimos varios graffitis legendarios, sobre todo el del rapero Christopher Rios, Big Pun. Todavía se ve mucha gente desempleada, algunos chavales vendiendo «cosas raras» en las esquinas, pero nada peligroso, al menos a las 12 de la mañana. Nos encantó ese momento en que vimos el metro exterior pasar por esas estructuras de hierro que hemos visto tantas veces en las películas americanas, le da un toque muy «retro»…
La excursión Contrastes se llama así porque a menos de 10 minutos de El Bronx, uno de los barrios más desfavorecidos de NYC, tienes Long Island, donde están los barrios más ricos de la Gran Manzana. En Long Island están dos grandes boroughs: Queens y Brooklyn.
Paramos en Flushing Meadows. Os sonará si sois aficionados al tenis, porque es aquí donde se juega el US Open. Es un enorme parque donde los neoyorkinos vienen a pasar el sábado o el domingo. Hay praderas con árboles, una gran fuente, muchos jardines… una maravilla verde en medio de la ciudad. El punto central es una gran estatua de una bola del mundo, donde los niños juegan, se mojan y se divierten mientras los padres leen un libro, una zona muy chula, de verdad.
De ahí pasamos al barrio de Williamsburg, concretamente al barrio ortodoxo judío. Tomad esta calle como referencia. Bueno, para nosotros esta fue la parte más alucinante de la excursión Contrastes de Nueva York. Es como si de repente te trasladaras al guetto judío de Varsovia en 1930. Es una pasada. Todos los señores con sus abrigos negros, sombreros, sus trenzas… las mujeres todas de negro, falda hasta la rodilla, pelucas… y los niños riquísimos con sus camisas de cuadros, tirantes y sombreritos. El índice de natalidad de ese barrio es flipante, dicen que cada familia tiene ¡7 u 8 hijos! No dudéis en comprar dulces en alguna de las pastelerías kosher, tienen pasteles muy ricos. La gente es maja, pero están un poco hartas de los turistas, así que sed muy respetuosos con las fotos y demás.
Siguiente parada: Chinatown. Es genial, de repente todos los carteles en chino y rodeados de chinos por todas partes. Os encantará ver sus puestos de comida y alimentación. Flipamos con la cantidad de setas que tienen y otra cosa… ojito el mal olor que hay. Es como si oliera a pescado en salazón, es un olor super intenso bastante desagradable.
Pero, de repente, cruzas la calle y te encuentras en otro barrio… así es Nueva York… estábamos en ¡LITTLE ITALY! Esas casas con las escaleras de emergencia por fuera, con sus ladrillos rojos, nos recordaban la peli de El Padrino… restaurantes italianos, unos más elegantes, otros más tipo trattoria… comimos en Sapori D´Italia, un restaurante familiar muy rico, con platos muy típicos italo-americanos, buen tiramisú, buen café… perfecto final para una mañana llena de contrastes en Nueva York.
Dedicamos la tarde a visitar la Isla de Governors Island. Cogimos el ferry en Battery Park, donde se cogen también los que van a Staten Island.
Governors Island es una islita «supercuca» que tardas en recorrer, de punta a punta, no más de dos horas.
Governors Island tiene mucha historia. Durante la dominación inglesa era donde residía el gobernador y su «séquito». Más tarde fue fortaleza militar para defender la entrada del puerto y lo ha sido hasta hace bien poco que ya se ha abierto al público.
Es perfecta si vais con padres, abuelos o niños. Ideal para pasear, sobre todo por la tarde. Veréis casas coloniales preciosas, con sus porches y sus mecedoras. A nosotros nos recordaba los post-videos que hicimos sobre Savannah o Charleston, cuando visitamos el Deep South.
Cuando paseéis el lado oeste, sobre todo si vais por la tarde, tendréis una foto muy instagrammeable de la Estatua de la Libertad. Si vuestra cámara tiene zoom, la podéis coger realmente bien.
Nos sorprendió allí ver un camping muy «pijillo», así tipo «glamping«, que llaman ahora. No os vamos a contar más porque por lo visto son 500 dólares la noche y hay lista de espera de por lo menos 5 meses, así que para qué… pero vamos, que debe molar despertarte con la tranquilidad de esta isla y ver enfrente de ti la estatua de la Libertad y el Skyline de Manhattan, las cosas como son…
Un lujo más asequible en Governors Island es tomarse una cervecita artesanal en uno de los bares que hay al lado del puerto donde se coge el ferry de vuelta a Manhattan. Otra opción es que os llevéis unas neveritas con unas cerves y algo de picar y os montéis un picnic en el cesped de la zona, que está muy bien cuidado y es súper agradable.
Allí vimos el anochecer, alucinamos viendo como el Skyline se iluminaba y daba paso a la famosa noche neoyorquina… pero eso ya para el siguiente post-video…
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