¡Hola disfrutones!

En este post os contamos nuestro último día en Nueva York con nuestros padres. ¡Qué experiencia más bonita e inolvidable!

No os perdáis los posts anteriores (zona Central Park y Excusión Contrastes), os darán pistas muy interesantes para conocer a fondo esta maravillosa ciudad con vuestros padres, abuelos, niños o con toda la familia!

El tercer y último día de Nueva York con nuestros padres lo comenzamos a primera hora entrando en el edificio One World y subiendo al Observatorio. Es el que se construyó después de la destrucción de las Torres Gemelas y es precioso. Es, hoy por hoy, el edificio más alto de Estados Unidos. Tiene ocho lados, recordando los cuatro lados que tenía cada una de las torres gemelas. Mejor que compréis las entradas unos días antes. Así no tendréis que esperar cola y está todo muy bien organizado. Llegáis a vuestra hora y prácticamente os están esperando para subiros en el ascensor.

One World building
Oculus y One World, en la Zona Cero de NYC

El ascensor del One World es una pasada. Primero porque dicen que es el más rápido del mundo. Y segundo porque mientras vas subiendo, aparecen imágenes del crecimiento y la historia de la ciudad y sus edificios.

Edificio One World
Edificio One World, New York

Una vez arriba, dedicad por lo menos una hora a darle la vuelta entera. Es divertido identificar calles, edificios, parques, ríos y barrios. A los más pequeños de la familia les encantará.

One World Observatory
Vistas desde el One World Observatory

Al bajar, visitamos el Memorial del 11-S. Todo lo que os digamos es poco. El magnetismo que se siente, el sonido del agua caer a ese pozo infinito… pone los pelos de punta. DEP todos los seres que fallecieron ese día en este punto.

No os perdáis entrar en Oculus, el edificio que construyó Calatrava como centro comercial y estación de metro World Trade Center.

Oculus, NYC
El Oculus de Calatrava en New York

De allí dimos un gran paseo por la ribera del río Hudson hasta llegar a Battery Park. Actualmente es un parque muy agradable, donde la gente va a patinar, correr o incluso hacer picnics. Estaréis pisando historia, es la primera zona que pisaron los europeos y donde hubo muchas batallas. De hecho es la entrada oficial al puerto y de ahí que hubiera un fuerte con baterías de artillería para protegerlo.

Allí se compran o recogen las entradas para el ferry en el que visitaréis la Estatua de la Libertad y Ellis Island. Recomendación: compradlas por anticipado. Así os libraréis de los vendedores que os «atacan» por la zona y os libraréis de las colas.

Nosotros no nos bajamos a ver la Estatua de la Libertad ni la visitamos por dentro. Nos parecía demasiado turístico, aunque si vais con niños, les puede hacer gracia. Eso sí, se ve muy muy cerca y el ferry para unos minutos allí, con lo que os quedarán selfies bien chulos.

Estatua de la Libertad, NYC
Estatua de la Libertad desde el ferry

Donde sí os recomedamos que dediquéis al menos 1 hora es a Ellis Island. Como sabréis, es la isla donde confinaban a los inmigrantes antes de permitirles entrar en Nueva York y el país. Está muy bien explicada la historia de este edificio y rememoraréis lo que sentían los millones de irlandeses, italianos, rusos, polacos, chinos, etc… que se la jugaron a emprender una nueva vida en este país. Os enseñarán las duras condiciones en las que estaban, veréis dónde les hacían los test de salud, y veréis testimonios y fotos reales muy muy impresionantes. ¡Nos encantó! ¡Pura historia de Estados Unidos!

Al volver, decidimos parar a comer y descansar un poco. Comimos en The Oyster House en el pier A. Está chulo, aunque no esperéis comida muy elaborada. Por lo menos, buenos calamares y hamburguesas ricas. Eso sí, muchísimo ruido y el aire acondicionado a tope, un clásico…

Echamos una pequeña siesta para recuperar fuerzas (muchos días de pateo por La Gran Manzana…) y evitar el calor, y ya por la tarde volvimos a salir para visitar el barrio de Chelsea.

El barrio de Chelsea es, hoy por hoy, uno de los más de moda de Nueva York. Son casitas bajas, con sus escaleras al primer piso, tan típicamente americanas, donde viven ahora muchos artistas, hipsters, ejecutivos jóvenes… Para guiaros, id directos al Chelsea Market. Nos encanta ese mercado, tiene mucho para distraerse y pasar la tarde. Estuvimos viendo las oficinas de Youtube, analizando vinos en una enoteca enorme, viendo cómo hacían pan, disfrutando de un maestro haciendo cafés creativos… ¡planazo de tarde!

Chelsea
Barrio de Chelsea, New York

Al salir, no podíamos perder la oportunidad de enseñar a nuestros padres el High Line, con lo que les gusta a ellos andar. Se trata de la rehabilitación de las antiguas vías de tren que pasaban por este barrio. Los propios vecinos, sin ayuda estatal ni municipal, decidieron cambiar la estética de estas antiguas vías oscuras, sucias, para darle un toque más verde. Hicieron esta «vía verde», que va por encima de las calles, y está llena de jardines, flores, bancos para sentarse (y tumbarse) y muchos edificios bonitos de los que disfrutar.

Fuimos paseando hacia el norte hasta llegar al Teatro The Shed. Como veréis en el video, en teoría tiene un diseño que le permite ampliar o reducir sus dimensiones en función de la obra y audiencia. Tiene unas enormes ruedas como si se pudiera mover… no lo vimos claro…

Detrás del teatro está otro edificio muy fotogénico: The Vessel. Es como una estructura espiral muy curiosa con escaleras que te llevan al ático, con vistas muy bonitas del barrio.

The Vessel
The Vessel, New York

The Vessel pertenece a un nuevo barrio que están construyendo en Nueva York, Hudson Yards. Es curioso que una isla tan pequeña como Manhattan, con tanta construcción desde el siglo XIX, todavía siga creciendo y renovándose. Esta es una de las cosas que más nos gustan de Nueva York. Hemos ido ya cuatro veces y ¡siempre hay algo nuevo!

Allí mismo, enfrente de The Shed, está el nuevo mercado Little Spain. A ver, no penséis que es como el barrio de Little Italy. Little Spain es un gran espacio con más de 40 restaurantes, bares y tiendas, todas con productos españoles. Pero ojo que no es nada turístico, que estuvimos analizándolo todo y ojito… hacen unas paellas en leña con muy buena pinta, tienen tiendas de quesos artesanos españoles con muy buenas referencias… nosotros picamos unas raciones muy ricas: muy buen pisto, aceptable salmorejo, aceptables croquetas y muy buen jamón. Oye, si os aburrís de tanta pizza y hamburguesa, y echáis de menos nuestra rica gastronomía… no es mal plan!

Pues en Little Spain dijimos adios a New York con nuestros padres, o mejor dicho, hasta pronto. Seguimos enamorados de esta ciudad…

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