¡Hola disfrutones!
En este post-video os presentamos Frigiliana, en la comarca de La Axarquía, en Málaga, Andalucía.
Su barrio morisco es conjunto histórico-artístico y la verdad es que es como si estuvieras paseando por un pueblecito árabe, una delicia además lo bien conservado que está.
Antes de la expulsión de los moriscos en 1609, en Frigiliana convivían familias cristianas, judías y moriscas. Hay carteles en todo el pueblo que cuentan la rebelión de los moriscos, la terrible batalla que hubo aquí entre cristianos y rebeldes y su posterior expulsión del pueblo. Pasear Frigiliana es pasear por la historia.
Su Calle Real es preciosa, especialmente la esquina con la Calle Hernando, sin duda uno de los rincones más fotografiados de Frigiliana, con esas casas de dos pisos, paredes blancas, puertas azulitas, rejas negras… ¡precioso todo!
La parte alta, ojo a las cuestas, es una maravilla porque de cuando en cuando hay bares con terraza con vistas al valle, merece la pena parar en alguno. Nosotros comimos, de hecho, en El Mirador, no os perdáis el video esa patita de cordero que nos comimos, con una receta moruna exquisita.
Ya de bajada paramos en la iglesia de San Antonio, del siglo XVII y construida sobre una mezquita, merece la pena entrar. Y al salir tomar otra cervecita en alguna de las tranquilas terrazas de la plaza.
¿Sabes que Frigiliana tiene 3.000 habitantes y que el 30% de ellos son extranjeros? ¿y que son de más de 20 nacionalidades diferentes?
La parte baja de Frigiliana está «liderada» por el Palacio de los Condes, residencia de la familia nobiliaria de los Manrique de Lara. Es una magnífica mansión construida de piedra, traía del antiguo alcázar árabe, ahora en ruinas. Desde el siglo XIX es una fábrica de miel de caña, única en Europa.
Los condes también tenían otra casa cerca, ahora Ayuntamiento, que llamaban la «Casa de los Aperos», que les servía de silo y establo. Subid a la torrecita, donde tendréis buenísimas vistas de Frigiliana, de la sierra y las cuevas de la hoz que hace el río Higuerón.
Enfrente está la Plaza de las 3 Culturas, con un centro comercial con bares-terraza que dan al valle, y un parking que es esencial si vais en temporada alta a Frigiliana.
Allí, después de un intenso día de pateo por la villa, cogimos a Elvis y nos volvimos al hotel rural donde estábamos alojados. Por cierto, muy recomendable: La Posada Morisca, a 5 minutos en coche. Un alojamiento con mucho encanto, con vistas espectaculares, buen desayuno, mucha tranquilidad, dog-friendly y con un restaurante especializado en productos locales: el aguacate, mango, chirimoya, uva moscatel, miel de caña, aceite de oliva… ¡os va a encantar!
¿Os ha gustado el post? No olvidéis que Málaga está a menos de 20 minutos…
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¡Hasta la próxima semana!
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