¡Hola disfrutones!
En este post-video continuamos nuestro viaje por Francia. Hoy visitamos el Castillo de Cheverny (sí, ¡el castillo de Tintín!) y la preciosa ciudad de Blois.
El castillo de Cheverny forma parte de la ruta de castillos del Loira. Por si queréis seguir todos los que hemos estado, aquí tenéis los post que hicimos en Chenonceau, Villandry y Amboise, Montsoreau y Montresor.
Cheverny era muy especial para nosotros, sobre todo para Jose. Si sois como él, absolutos fans de las aventuras de Tintín, seguro que os suena la residencia del Capitán Haddock, el Castillo de Moulinsart. Pues que sepáis que Hergé se inspiró en Cheverny para dibujar ese castillo. Y como no podía ser de otra forma, intentamos replicar aquella viñeta donde Haddock, Tintín y Milú se acercan al castillo…
Antes de entrar al mismo tenéis una exposición de objetos de Tintín que está muy chula. No viene a cuento que te cobren un extra por entrar ahí cuando ya has pagado por visitar el castillo y jardines, pero bueno…
Una vez sales de la exposición y entras en el castillo, en seguida os daréis cuenta que Cheverny es mucho más pequeño que el resto de castillos del Loira. Lo podéis ver en una hora.
La planta de abajo tiene dos alas. En una hay una curiosa exposición del Quijote, vete a saber porqué… Y en la otra hay un homenaje a los aliados caídos en la Segunda Guerra Mundial.
Subiendo las escaleras hacia el segundo piso veréis una enorme cornamenta como de ciervo. Nos explicaron que son los cuernos de un mamífero extinguido hace miles de años, llamado Cervus Megaceros o «ciervo irlandés». Fue el cérvido más grande del planeta y de hecho la cornamenta está colgada a la altura que podría estar en la realidad, ¡enormísimo!
La planta alta también tiene dos alas, una con dormitorios y otra con salones. Nos llamó la atención el dormitorio real. Por lo visto en el Renacimiento todos los castillos debían tener un dormitorio preparado siempre por si al rey le daba por aparecer…
Al salir por el otro lado podréis disfrutar de un pequeño jardín muy bien cuidado y al fondo el antiguo invernadero, que ahora es un restaurante de apariencia normalita. Dicen que en este invernadero la Resistencia escondió el cuadro de La Gioconda de Da Vinci para que no lo robaran los nazis… curioso, ¿verdad?
Salimos de la visita a mediodía y decidimos comer en el propio Chevigny. Vimos un pequeño restaurante familiar que nos gustó, parecía muy sano y caserito todo. Tomad nota, Les Caprices de Sologne. Nos gustó todo pero cuidado con pedir tablas de embutidos, porque incluyen algunas cosas tipo casquería que… buffff… mirad nuestra cara en el video, jajajaja…
Blois sufrió dos bombardeos en la Segunda Guerra Mundial, uno al principio por parte de los alemanes y otro más tarde por los aliados. Desgraciadamente muchos edificios son reconstruidos, pero aún así tenéis mucho que ver.
Visitamos la Catedral de San Luis, espectacular gótico. Antes de entrar vimos la casa más antigua de Blois, llamada la Casa del Acróbata por las pequeñas figuras que hay en su portada.
Ojito a Blois porque tiene unas cuestas brutales. Planificad bien la visita para ver primero la parte alta y luego la baja, sino… haréis piernas…
Nosotros bajamos por la calle Saint Lubin, una de las más bonitas de la villa medieval. Llegamos a la Plaza Ave María, tomad nota de nuevo porque es una de las plazas con más ambiente de Blois. Muchas terrazas, tiendas y siempre con ambientillo.
No perdáis ese selfie teniendo detrás la Casa del Otomano, preciosa.
Más tarde visitamos la Iglesia de San Nicolás, impresionante dentro de un barrio de casas bajas con bonitos techos a dos aguas. Te lleva totalmente a la época medieval.
Por fin llegamos al Palacio Real de Blois, que tiene forma de castillo renacentista. Fue construido en el 1500 por Luis XII, aunque presume que en él durmieron ¡7 diferentes reyes!
Llegamos tarde y ya estaba cerrado. Aún así, desde las verjas se puede disfrutar de lo mejor de este castillo-palacio: su escalera de marmol blanco, preciosa.
Nos causó mucha curiosidad que había muchos escudos con un erizo con una corona… y claro, Google nos contó que era el escudo de Luis XII, el fundador del castillo.
Cenamos en la plaza del palacio, en uno de los mejores restaurantes según Tripadvisor, de Blois, Les Forges du Chateau: Cierto que tenía una terraza muy tranquilita, buenos vinos y un ambiente muy tranquilo. Pero vaya tela lo que tardaban entre plato y plato… no os exageramos si os decimos que más de media hora entre uno y otro. Un poco desesperante, pero bueno, estábamos de vacaciones…
Dormimos en el casco viejo de Blois, en un bed & breakfast llamado La Maison de Thomas. Muy muy recomendable. Eso sí, ojo si vais con maletas grandes porque es una casa antigua y las tendréis que subir por esas escaleras estrechas de madera… la habitación muy grande y nuevecita y el desayuno riquísimo, con esos croissants recién hechos en la boulangerie de al lado… ummmmmmm… ¡Nos encantaron Blois y Cheverny!
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¡Hasta la próxima semana!
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