¡Hola disfrutones!
En este post-video os enseñamos Altea, uno de los pueblos más bonitos de Alicante, de la Comunitat Valenciana y de todo el Mediterráneo.
Partamos del principio… y el principio de Altea está en la pedanía que ahora se sitúa unos kilómetros hacia el interior, Altea la Vella. Altea La Vieja se construyó en la época medieval, al estilo de otros pueblos de la zona: apartados del litoral y en lo alto de un valle, para poder anticiparse a los ataques piratas y corsarios que se daban en esa época en el Mediterráneo. Posteriormente se edificó en la costa la que ahora es Altea, un encantador y romántico pueblo alicantino que nos dejó con ganas de estar más tiempo. Altea La Vella es una visita esencial, os encantará percibir la tranquilidad que hay, os sorprenderá no ver turistas ni tiendas de souvenirs; solo casas blancas, muy bien conservadas, calles empedradas y una sensación como que el tiempo no pasa… una maravilla.
Otro punto curioso antes de entrar en Altea es la Iglesia de San Miguel Arcangel, la primera iglesia ortodoxa rusa construida en España, en 2020. Es preciosa, en madera y con esas cúpulas doradas que parece que estás en la mismísima San Petersburgo!
Cambiando de tercio, que sepáis que Altea no es solo playa y restaurantes de paella, si os gusta el senderismo, aquí tenéis para gastar zapatilla. Entre Altea y Benidorm está el Parque Natural de Serra Gelada. Como curiosidad, el 90% de ese parque es marítimo, solo un 10% es terrestre. Así que si sois buceadores, investigad para hacer inmersiones chulas por este parque natural.
Para caminar, aquí tenéis información de una ruta muy sencilla por el Parque Natural de Serra Gelada: se trata de la ruta amarilla que sale de la Cruz de Benidorm hasta El Albir, son 8k y es muy bonita, ya que vas todo el camino bordeando acantilados y viendo calas poco visitadas, como la de Tío Ximo. ¡Muy recomendable, senderistas!
Por cierto, aunque técnicamente no sea Altea, no os perdáis subir a ver la Cruz de Benidorm. En el video Sandra os cuenta la historia de esta cruz, subida en brazos de los vecinos de Benidorm en 1961, para «redimir los pecados» de los benidormenses, debido a la fama de frívola y fiestera que tenía la villa en esa época.
Ya nos vamos acercando a Altea, pero antes de entrar en su bonito casco viejo, tomad nota de dos playas:
La Playa de la Olla, 5 minutos al norte. Nos gustó mucho, es muy tranquilita y hay varios restaurantes a pie de playa con buena pinta para comer un arrocito. Eso sí, todas las playas de Altea son de guijarros. Habrá a gente que os encanten pero los amantes de la arena… mejor iros un poquito al sur, a Benidorm.
La siguiente playa y ya debajo del casco urbano, es la de La Roda. También de guijarros, que por su color blanquecino, dan al agua un color turquesa que nos recordaba a las playas del Caribe mexicano, ¡qué pasada!
A partir de ahí, aparcad cerca del puerto deportivo y ¡a subir escaleras! Eso sí, no os daréis ni cuenta porque las calles son preciosas. Esos suelos empedrados, esas casas blanquitas con sus marcos de las puertas de colores, las rejas negras, es una maravilla. La Calle Mayor por supuesto es espectacular, pero tomad nota también de la Calle Salamanca. en general, todas las calles que suben a la iglesia son muy bonitas.
Nosotros paramos a descansar un rato y picar algo en uno de los bares con terraza de la Plaza Tonico Ferrer. Pese a ser muy turístico, los precios fueron moderados y tenían una variedad de raciones muy interesante.
También merece una foto el arco del Portal Vell, el único arco que queda de la muralla renacentista y que daba acceso a la villa.
El día que estuvimos nosotros había una exposición urbana de gárgolas, algunas muy «reglamentarias» y góticas y otras más vanguardistas. ¡Nos encanta que el arte salga a la calle!
Por fin llegamos a la parte alta, presidida por la Iglesia de Ntra. Sra. del Consuelo, icono de Altea. Y es icono sobre todo por sus cúpulas azules y blancas, que se ven desde todos los lugares de la villa. Es del siglo XIX aunque se construyó sobre una iglesia barroca. Los alrededores de la plaza tienen mucha vidilla, con terrazas y ambientazo a cualquier hora del día.
Bajamos de nuevo hacia el mar, haciendo fotos chulísimas de las calles escalonadas con el azul del mar abajo, dirección puerto. En esa zona hay varios restaurantes con muy buena pinta para comer un arroz alicantino rico, eso sí, llamad antes para reservar.
Terminamos el día yendo a una de las pocas playas que hay en la zona habilitadas para ir con perros. No nos gustó demasiado, muy estrecha y con guijarros, pero bueno, nos sirvió para comprobar que a Shiva no le gusta especialmente el mar… ¡seguiremos intentándolo!
¿Qué os ha parecido el post y el video? ¿os hemos conseguido convencer para que conozcáis esta zona de Alicante? Por cierto, ¿os hemos dicho que nos encantaría que os SUSCRIBIERAIS en el canal?
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¡Hasta la próxima semana!
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