¡Hola disfrutones!
Una de las últimas escapadas que hicimos antes del confinamiento del Coronavirus fue el primer fin de semana de Febrero a CIUDAD RODRIGO. Aquí os traemos lo más importante que ver en esta maravillosa villa de Ciudad Rodrigo.
Ciudad Rodrigo es la segunda ciudad más importante de la provincia de Salamanca, después de la propia capital. Tiene una situación estratégica entre Portugal, Galicia y Castilla y León, que siempre la hizo atractiva para todas las civilizaciones. Fue poblada por los vetones aunque destacó sobre todo en la época romana. Los romanos la llamaron Miróbriga, y de hecho, el topónimo de los ciudadanos de Ciudad Rodrigo es el de «mirobriguenses», ¿lo sabías?
Durante la Reconquista tuvo mucha importancia por hacer de frontera con el reino árabe y posteriormente, en los siglos XVI a XVIII volvió a tener mucha importancia comercial. De ahí su riqueza arquitectónica.
Ese finde nos alojamos en el Parador de Turismo de Ciudad Rodrigo. Es una maravilla, estás durmiendo en el antiguo castillo de Enrique II de Trastamara, del siglo XIV. Está muy bien conservado y guarda armaduras muy espectaculares. Su torre del homenaje es espectacular, por cierto.
El propio castillo da a las murallas y al foso natural que hace el río Agueda. Las murallas son del siglo XII y están muy bien conservadas, a pesar de las vicisitudes que han tenido que vivir, sobre todo en la guerra de la Independencia. Ciudad Rodrigo fue sitiado dos veces, primero por los franceses y luego por los ingleses. Aún así, os recomendamos el recorrido por las murallas, no más de 2 kms y con unas vistas espectaculares. ¡Estaréis pisando historia!
Dejamos las cosas en la habitación y empezamos el recorrido. Paramos primero en el Palacio de los Aguila, de estilo renacentista, y que nos recordó mucho a los palacios de Ubeda y Baeza, no os perdáis esas escapadas tampoco. Cuando llegamos, resulta que dentro del palacio había una exposición sobre la Guerra de la Independencia en Ciudad Rodrigo. Mirad aquí si sigue abierta cuando vayáis vosotros, nos gustó mucho. ¿Sabéis que Ciudad Rodrigo fue, junto con Cádiz, las dos últimas ciudades en caer en manos de los franceses de Napoleón? En el museo encontraréis muchas curiosidades, grabados, mapas militares del asedio, maquetas que recrean la vida en el siglo XVIII, espadas, armas, bombas… ¡a los más pequeños les va a encantar!
Cenamos en el Zascandil, uno de los pocos restaurantes de Ciudad Rodrigo que se salen de los platos tradicionales castellanos. Nos encantó y nos pusimos las botas, como veréis en el video. Además, la pareja que lo regenta era majísima, nos atendieron fenomenal. Por poner un pero, la carta de vinos era cortita, pero bueno, todo lo demás, de 10.
El día siguiente en Ciudad Rodrigo comenzó en la Plaza Mayor. Desayunamos en uno de sus muchos bares y luego hicimos muchas fotos a los edificios renacentistas que tiene. Especialmente destacable el Palacio del Marqués de Cerralbo. Aunque la pieza mejor de esa plaza es su Ayuntamiento. Esos arcos, esa torre con el emblema de Carlos I, los cañones… muy bonito.
Ahora era el momento de empezar a callejear y buscar otros palacios y edificios bonitos de Ciudad Rodrigo. Uno que nos dejó locos fue el Palacio de la Marquesa de Cartago. Es del siglo XIX, con una torre en esquina espectacular. También nos gustó mucho el Palacio de los Vazquez, que ahora es el edificio de Correos. Tiene una entrada en triángulo que por lo visto es casi única en el mundo.
Y llegamos a otra de las joyas de Ciudad Rodrigo, su catedral. Pero, antes de entrar, visitamos «la brecha».
Llaman así a la brecha que hicieron las tropas francesas en el asedio a la ciudad y por donde entraron. Justo enfrente de la catedral. De hecho veréis un monumento en honor a los caídos. Y también veréis señales en la fachada de la catedral de los bombazos que metieron los artilleros de Napoleón. Es impresionante.
Merece la pena que compréis la entrada para ver la catedral por dentro. Son solo 3 euritos pero es que es la única forma de ver sus dos tesoros: primero tiene un pórtico gótico espectacular y perfectamente conservado, el Pórtico del Perdón. El «truco» fue que le pusieron una torre encima, con lo que el pórtico está cubierto y no le afectan las inclemencias del tiempo ni aquellos bombardeos que hubo. Es espectacular. Y su segundo tesoro es el coro. Dedicadle un rato porque está labrado en madera y no precisamente con motivos sacros. Vimos un mendigo haciendo caca, diablos bailando… ¡hasta dicen que hay algún motivo relacionado con la zoofilia!
Comimos en el Restaurante La Canóniga, enfrente de la catedral. Tienen un menú muy rico y nos atendieron muy bien. Allí probamos el farinato, un producto 100% mirobriguense. Es una especie de chorizo, más blandito, con más grasa, con cierto sabor anisado. Riquísimo con unos huevos fritos, así de sencillo.
Los dueños de La Canóniga, una pareja de extremeños, simpatiquísimos y muy atentos. Mejorar también la carta de vinos, es curioso que en Ciudad Rodrigo no encontramos ningún bar o restaurante que realmente tuviera una buena carta de vinos. Habrá que volver, porque ¡seguro que lo hay!
Después de comer, otro paseíto para seguir viendo plazas y recovecos de Ciudad Rodrigo. Impresionados nos quedamos con la Plaza del Conde. Tiene ni más ni menos que tres palacios: el de Montarco, el de Cornejo y el del Conde de Alba. Si tuvierais suerte y estuvieran abiertos, intentad entrar, deben ser preciosos por dentro.
También hicimos muchas fotos, mientras callejeábamos, de los balcones acristalados de Ciudad Rodrigo. Mira que nos gustan…
Llegamos a la Plaza del Buen Alcalde, de estilo portugués en sus arcadas y colores. Claro, es que Portugal está a tiro de piedra de Ciudad Rodrigo, ¡se tenía que notar!
A partir de ahí, entramos en el Café de Morán y echamos la tarde-noche disfrutando de sus cervezas artesanales y pinchos, algunos muy creativos. A dormir al silencioso y majestuoso Parador…
El domingo por la mañana Jose fue a correr por la ribera del Río Agueda. Muy agradable el paseo que hay por allí. Haréis buenas fotos de las murallas, del puente romano y un último descubrimiento: la antigua fábrica de harinas de Ciudad Rodrigo. Para situaros, andar en dirección al Albergue La Concha, está enfrente. Se trata de un antiguo molino para fabricar harina, por eso está al lado del río. Hoy en día es un centro cultural. Muy bonito el edificio.
Ala, a hacer la maleta, coger a Elvis y para casa. ¡Qué fin de semana tan bueno pasamos en Ciudad Rodrigo!
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¡Hasta la próxima semana!
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