¡Hola disfrutones!
Hoy visitamos BIARRITZ, como continuación al road-trip que hicimos por el País Vasco-Francés.
Biarritz es única, no tiene nada que ver con el resto de la zona. De hecho, nos recuerda a ciudades costeras españolas que, en su día, atrajeron al «famoseo» del siglo XIX y principios del XX como Santander o Donosti.
Biarriz además está más cerca de España de lo que parece, a menos de 45 minutos de San Sebastián, así que es un planazo de fin de semana estupendo si vivís en Euskadi, Navarra o incluso en Huesca o Cantabria.
Si entráis por el sur, lo primero que veréis sería la enorme playa de La Cote des Basques. Es una playa muy surfer, con mucho oleaje y poco apta para niños.
Nosotros aparcamos en el centro de la ciudad, en el parking del Casino, situado perfectamente para visitar a pie la villa.
El Casino, aunque es famoso, tampoco nos impresionó tanto. Han pasado por allí todo tipo de celebrities, es estilo art-decó, pero bueno, hay edificios más bonitos.
El paseo marítimo tiene mucho glamour, sobre todo porque al otro lado está la Gran Plage, una playa mucho más tranquila que la de Des Basques y más familiar. Tiene esas tienditas de colores que la gente alquila para dejar las cosas y para evitar el sol. Os saldrán fotos muy chulas de ahí y os recordarán a esa época dorada del Biarritz de los años 30.
La siguiente playa, al norte de Biarritz es la Playa Miramar, nuestra preferida. Más pequeñita, más cuca, más tranquila que las otras dos. Ideal para ir con niños, ya que no hay muchas olas y los niños se lo pasarán en grande mientras vosotros les tenéis controlados.
Además, en cuanto mires hacia tierra, enfrente, veréis el majestuoso Hotel du Palais, sin duda el edificio más representativo de Biarritz. Lo mandó construir la emperatriz Eugenia de Montijo en 1855. Su idea era tener una gran mansión en la que poder invitar a todas las personalidades de la época y que fuera un gran centro de reunión (y de conspiración política) para las grandes familias europeas.
Y bien que lo consiguió. Durante años Biarritz fue el centro de veraneo de todos los políticos, militares, terratenientes, industriales y ricos en general.
Por si no se podían alojar en el Hotel du Palais, se construyeron un buen número de hoteles, mansiones y casoplones alrededor, con lo que os recomendamos un buen paseo por los alrededores.
Una cosa curiosísima es que al lado hay una iglesia ortodoxa… Sandra os lo contará muy bien en el video, pero vamos, como resumen, deciros que fue otra de esas cosas que la emperatriz mandó construir para que sus invitados estuvieran «como en casa». En este caso, la familia real rusa. No pudimos entrar, pero nos comentaron que dentro hay iconos auténticos rusos del siglo XIX, merece la pena verlos.
Luego cogimos la calle Mazagran, la calle comercial por excelencia de Biarritz. Tiendas de moda, de chocolates, de regalos, mientras nos veíamos rodeados de gente guapa, coches caros… en Biarritz hay un ambiente de lujo y glamour que solo hemos visto en nuestros viajes en Mónaco. No es que sea un ambiente en el que estemos especialmente cómodos, ya sabéis que somos más bien de turismo rural, pero vamos, que es para verlo…
La calle acabe en la playa del Port Vieux, una coqueta playita que llama la atención por su pequeñez, rodeada de tanto edificio magnífico y tanta gente.
Como ya entraba el hambre, nos dirigimos a la zona del mercado. Es un clásico en Francia. Los mercados locales están rodeados siempre de bares y restaurantes, no falla. Además los restaurantes del barrio del mercado suelen tener producto fresco y suelen ser sitios divertidos con mucho movimiento.
Efectivamente! la zona del mercado de Biarritz es exactamente así. Entre toda la oferta elegimos el Bar Jean. Sabéis lo del «Efecto del Bar Lleno», verdad? pues eso…
Comimos aceptablemente bien, aunque un poco de batalla. Nos gustó el camembert con bacon, aunque demasiado contundente y salado. Nos gustó también su slogan de que «El buen comer es un arte de vida»…
Pero bueno, podríamos recomendaros otros que vimos después, enfrente, como el Comptoir du Foie o Il Giardino.
En la calle había varios bares que ofrecían platos de ostras mientras más gente guapa disfrutaba de unos vinos blancos o champagne. Os decimos que en Biarritz hay mucho mucho disfrutón…
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¡Hasta la próxima semana!
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