¡Hola disfrutones!
Suponemos y esperamos que leísteis el post de la semana pasada y visteis el video sobre los 17 pasos para conocer «lo más esencial de Bilbao», verdad?
Bueno, pues esta es la segunda parte. Nos dio para tanto esos tres días allí que hemos decidido separar la parte más turística/cultural de la puramente gastronómica. ¿Por qué? Porque Bilbao es un paraíso gastronómico, qué maravilla…
Primero hicimos todo un check-in en el 90% de los bares de pintxos de la Plaza Nueva. Nos quedamos especialmente con Gure Toki y con el Victor Montes. En este último no os perdáis la tortilla, buenísima!
En las 7 Calles también hay muchas tabernas de pintxos, aunque tenemos que decir que no paramos en ninguna. Fuimos directos a ver el Mercado de la Ribera, una maravilla si os gusta ver pescados frescos. Nunca habíamos visto unas lubinas salvajes tan grandes ni unos rodaballos tan enormes. En la planta de arriba han hecho también bares de pintxos muy agradables donde comprar varios y luego tomarlos en las mesas corridas que hay en el centro. Merece la pena dar una vuelta, disfrutones…
Por la tarde dimos una vuelta por otra calle muy de pintxos, la calle Ledesma. Es peatonal y hay mucha cultura de pedirse algo en la barra y luego salir a la calle a charlar con los amigos. Nos gusta que Bilbao tenga ese punto social, menos Facebook y más charloteo en la puerta de los bares, claro que sí!
También pateamos la calle Poza, con bares para todas las edades; algunos incluso perfectos para veinteañeros, qué marcha tiene esa zona!
Al final de la calle Poza encontramos nuestro restaurante: Zárate. Lo dirige el chef Sergio Ortiz de Zárate, con una estrella Michelín. Su cocina es sorprendentemente sencilla; no esperéis esferificaciones, trampantojos (ni trampantojas, como dirían nuestras madres…). Sergio es PRODUCTO y es también sinónimo de PESCADO. No dudéis en consultar los pescados que tienen fuera de carta. Nosotros probamos el pez rey y fue todo un acierto. Es una especie de besugo, con piel muy blanca, suave y cocinado simplemente a la espalda. Sin complicaciones, ¿para qué? Los primeros también son exquisitos, cómo estaba esa ostra… Otro consejo: al pedir la comanda, que os vayan reservando una tarta de queso azul, qué rica!
Al día siguiente un buen paseo para quemar lo del día anterior y en seguida nos encaminamos a MINA, la comida sorpresa para el cumpleaños de Sandra. Otro de los restaurantes con estrella Michelín en Bilbao; esta vez el chef es Alvaro Garrido y su cocina nos recuerda más a Michelín y a esa técnica, estética y creatividad que la marca francesa suele premiar. Se trata de una cocina de mercado (de hecho presumen de no tener un menú degustación cerrado, sino que depende de lo que compren en el mercado y en los caseríos cercanos) muy marcada en productos km. cero. La técnica y elaboración es magnífica, cuenta con un equipo muy joven pero sobradamente preparado. Nosotros reservamos dos sitios en la barra que da a la cocina y fue un éxito. Nos encantó ver cómo trabajan, con qué silencio, lo limpio que está todo, y cómo «bailan» al son de las comandas. Un espectáculo.
Nos quedamos especialmente con los fondos. ¡Qué cosa más rica ese fondo de lima, miel y champiñones! O los de marisco… cada vez valoramos más un buen fondo, cocinado durante horas y horas para sacar el máximo sabor y esencia al producto. ¡Enhorabuena, Alvaro!
Con este espectáculo de tres horas de comida, ya sí que se nos quitaron las ganas de más «gastro-disfrutonismo». Nos volvimos a casa con muy buen sabor, muy buenos recuerdos, y con la sensación de querer volver a Bilbao lo antes posible.
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¡Hasta la próxima semana!
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