¡Hola disfrutones!
En este post-video os enseñamos los que para nosotros han sido los MEJORES RESTAURANTES DE PINTXOS DE SAN SEBASTIAN.
Definir los mejores es imposible, ya que hay más de 200 restaurantes de pintxos y cada uno puede trabajar más de 60 pintxos a la vez. Pero bueno, os vamos a enseñar los clásicos, los más vanguardistas y los que más nos gustaron a nosotros.
Fuimos en Noviembre y nos dimos cuenta que varios restaurantes clásicos estaban de vacaciones. Fue una pena, pero lo mejor es que como era un fin de semana muy tranquilo, había poca gente de pintxos y por tanto se podía disfrutar de la barra de los restaurantes sin aglomeraciones.
En el post anterior os contamos mucho sobre la historia, cultura y turismo de Donostia, así que en este post nos centramos en los mejores pintxos de la ciudad… para ir más al grano, os los vamos a poner según el orden que hicimos nosotros de ruta:
La ruta de pintxos de Donosti debería empezar al principio de la Calle Fermín Calbetón, en su esquina con la Plaza Bretxa.
La calle Fermín Calbetón es espectacular. Podríamos decir que hay un bar-restaurante en cada número de la calle. Comenzamos con el Sport Bar, uno de los sitios más tradicionales de la zona. Allí tomamos el pintxo de foie a la plancha y el de chipirón relleno de txangurro. Los dos estaban de 10…
El Borda Berri estaba cerrado, nos quedamos con ganas de probar su carrillera. De allí pasamos al Gandarias, otro clásico de Donosti. Siempre, siempre lleno, pero con un poco de paciencia siempre se encuentra un sitio en la barra. Además, los camareros son rapidísimos y muy atentos. Allí probamos la brocheta de gambas y la de txampis, dos musts.
Paramos en el Nestor a ver si por casualidad les quedaba la famosa tortilla. Eran las 13:20 y por supuesto ya se había acabado. En el video veréis que volvimos por la noche, a las 19:30h, reservamos nuestros pintxos de tortilla, y a las 20:05 ya estábamos degustándola. Estaba buena, muy buena, pero vamos, alucinamos con el «mito Nestor». Rodedados de extranjeros en busca del tesoro, cuando no es más que una tortilla… en fin, cosas del marketing…
En la misma calle del Nestor están el Zeruko y el Txepetxa. No os perdáis la morcilla del primero y las anchoas del segundo… ¿cuántas recetas de anchoas se pueden hacer en este sitio?
Más adelante, misma calle, encontramos el Tamboril, con su taco de bacalao. Y el Ganbara con el hojaldre de txistorra recién hecho y crujientito…
El Juanito Kojua y La Mejillonera estaban cerrados. Una pena, sobre todo éste último, ya que Sandra es superfan de los mejillones. Mira, así nos obligamos a venir otro fin de semana…
En la Calle Mayor encontramos Atari, donde probamos raciones más elaboradas: un huevo a baja temperatura con jamón y unas carrilleras espectaculares. Dicen que el pulpo está de muerte, pero mejor si vais una buena cuadrilla para compartir porque son raciones grandes.
En la misma calle, Casa Vergara. Allí por fin nos dimos cuenta de una de esas cosas típicamente donostiarras… las servilletas de papel no están en la barra como en otros bares españoles, sino debajo de la barra o debajo de las mesas. Curioso… allí probamos el pintxo de erizo, un clásico. Buenísimo aunque ya no podíamos más…
Antes de subir al Monte Urgull a quemar calorías, pensamos en llevar para casa un trozo de la mítica tarta de queso de La Viña. También cerrado, diablos… no os lo perdáis, dicen que tiene la mejor tarta de queso de España.
Después del paseo, una siesta y una ducha, volvimos al barrio viejo de Donosti a seguir probando pintxos. ¡Qué sacrificada es la vida del disfrutón!
Paramos en el Martinez para probar su atún encebollado, riquísimo, nos recordó a los bares de Orio… qué rico. La Cuchara de San Telmo estaba cerrada también, nos quedamos con ganas de su carrillera…
Y terminamos en el A Fuego Negro. Es otro concepto, un bar muy moderno, con pintxos creativos, mucha fusión… tomamos unas minihamburguesas de wagyu riquísimas, con vinos más atrevidos que los clásicos Rioja. Muy buena música, por cierto. Vamos, A Fuego Negro puede ser ese sitio donde, después de un par de pintxos, allí te sientes a disfrutar de una cocina más elaborada y diferente. ¡Muy buena opción!
Nos dimos un paseo por el barrio pesquero, observando que había varias sociedades gastronómicas donostiarras pasándolo muy pero que muy bien. Una pena no tener contactos ahí.
Y terminamos la jornada en el GU San Sebastián, un bar de moda al principio de La Concha, con unas vistas espectaculares a la playa y tomando unos gintonics a ver si conseguíamos digerir tanto pintxo.
Un placer el mundo éste de los pintxos de San Sebastián. Ahora ya podemos opinar cuando hablan de los pintxos vascos puesto que hemos probado también los de Bilbao y los de Vitoria. Y oye, no nos quedamos con ninguno, todos tienen su encanto, ¡claro que sí!
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