Catalunya

El Valle de Torán, «La última frontera»

14 agosto, 2022

3 minutos de lectura

¡Hola disfrutones!

En este post-video os enseñamos el Valle de Torán, en el Valle de Arán, Lleida, Cataluña.

Al valle de Torán le llamamos «La última frontera» porque está ya «pegadito» a Francia; de hecho en otros periodos de su historia, los pueblos de este valle han tenido más relación comercial y de comunicación con Francia que con el resto de España.

En este viaje os enseñaremos varios pueblos y algunas rutas de senderismo muy interesantes, ¡vamos a patear el valle de Torán!

Primer pueblo, Canejan. Antes de comenzar el paseo, tomamos algo en Casa Deó, un buen sitio para el antes o después, tiene buena terraza y los gerentes son muy majos. Visitamos la Iglesia de San Sernil, medieval, aunque por fuera, es una pena que estas iglesias no estén abiertas o no haya una forma «friendly» de verlas. Dicen que tiene una pila bautismal del siglo XVI espectacular. A ver si tenéis suerte…

Vamos a hacer el sendero de Sant Joan-Procingles-Canejan. Comienza realmente en el refugio de Era Honeria; de hecho allí encontraréis un panel con varias rutas, de más a menos exigente.

La ruta que elegimos nosotros, ya sabéis que siempre suele ser de nivel medio-bajo, fue preciosa. Siempre teniendo el Río Torán a la derecha (por cierto, en verano parte del río es subterráneo…), siempre con el pico Tuc d’ Ermé como referencia, una pasada. Atravesamos tupidos bosques por donde por lo visto en primavera los osos hacen su migración, de los valles menos frondosos franceses a estos.

Esta zona también tiene mucha historia en cuanto a la minería. De hecho hay varias antiguas minas visitables, sobre todo donde se extraían minerales como el hierro, plomo y zinc. Había un teleférico en Pontaut, de 13 kms, que transportaba el material, una pena que no quede nada de eso ya.

Tened en cuenta que hasta 1924 esta zona estuvo incomunicada por carretera del resto de España. Esta es una de las razones que el valle de Torán y el valle de Arán estén tan bien conservados, mantengan la arquitectura y costumbres locales (entre ellos su idioma occitano) y no se haya masificado con el turismo.

Llegamos a Sant Joan de Torán. Este bonito pueblo estuvo abandonado mucho tiempo y desde hace unos años los descendientes de los antiguos pobladores lo están rehabilitando. Es una delicia, arquitectura en piedra, con esos techos en uve y una tranquilidad increíble, sobre todo para los que venimos de la gran ciudad.

Casas de San Juan de Torán
Casas de San Juan de Torán
Casas de San Juan de Torán

Acabamos la jornada comiendo en un restaurante muy interesante, Er Occitan, en Bossost. Comida creativa con ingredientes locales, prácticamente todo el producto con el que trabajan lo compran a productores cercanos de menos de 50 kms a la redonda. Nos encantó la experiencia y aprendimos mucho de la gastronomía de Lleida con nuestro camarero. Muy recomendable.