¡Hola disfrutones!

En este video os presentamos el OESTE de FUERTEVENTURA, una de las zonas menos turísticas de la isla y que merece la pena descubrir.

Empezamos Fuerteventura Oeste en AJUY., un pueblecito monísimo, con una playita preciosa de arena negra. Apenas tiene dos restaurantes y el resto son casas bajas de pescadores, lo que le da un aire muy auténtico y muy diferente de los pueblos del este, más turísticos y «artificiales». Por cierto, aquí tenéis el post-video que subimos sobre esa zona y la Isla de Lobos.

Ajuy tiene algo muy especial: Al terminar la playa por su zona derecha mirando el mar , hay un camino de madera que nos lleva a lo que llaman el Monumento Nacional de Ajuy. Son unos acantilados espectaculares que tienen rocas de hace millones de años; hay pocos conjuntos rocosos tan antiguos en el mundo. La visita acaba en unas cuevas espectaculares donde, dicen los locales, que en el siglo XVIII vivían piratas… las vistas del océano son preciosas y el sonido del mar rompiendo dentro de las cuevas es una maravilla. Muy aconsejable.

Cuevas de Ajuy, Fuerteventura
Cuevas de Ajuy, Fuerteventura

Al salir de allí, cogimos una bonita carretera de montaña (tomen nota, moteros y ciclistas) que nos llevó al mirador de los reyes Guise y Ayose. Sandra os contará más sobre ellos en el video… los grandes líderes del pueblo de Fuerteventura antes de la llegada de los conquistadores peninsulares.

Estatuas de Guise y Ayoese
Estatuas de Guise y Ayose

Luego nos paramos en Betancuria, que nos tememos que lo pronunciamos mal en el video… ¡qué cosa más bonita de pueblo! ¡no puede ser más perfectito! nos recordó mucho al norte de Gran Canaria, sobre todo Arucas. Esas fachadas blancas, esas palmeras, esas casas con sus terrazas de madera, ese airecito limpio…

Betancuria, Fuerteventura
Bentancuria

Al salir de allí paramos en otro pueblito auténtico, Antigua. Nos moríamos de hambre y paramos en un restaurante de la calle principal. El nombre nos dio buen rollo… «Todo Bueno«, jejejeje… La verdad es que el restaurante de Francesco hace honor a su nombre. Aunque el dueño es italiano y nos consta que prepara auténticas recetas italianas, nosotros comimos un menú muy local. Una degustación de quesos majoreros de primero, aparte Jose se tomó una riquísima sopa de verduras, y el famoso cabrito frito de segundo. Hay que decir que el cabrito no nos mató… mucho hueso, poca carne…

Al salir paramos en la Montaña de Tindaya, un antiguo volcán que fue respetado y adorado por los antiguos pobladores de la isla. De hecho hay más de 200 pinturas podomórficas, pero solo podréis verlas si concertáis una cita con la oficina de turismo, cosa que nosotros no hicimos… Aquí os pueden dar más información.

Como echábamos de menos la playa y el mar, volvimos rumbo al oeste, dirección El Cotillo. Esta zona es perfecta para surfers, de hecho vimos más allí que en el este. La playa llamada Piedras Playa es espectacular, enorme y con mucho ambiente surfero. Además la preside el Castillo del Tostón, del siglo XV.

Seguimos pateando hacia el norte, con el mar a nuestra izquierda. Nos encontramos con la Playa de los Lagos, que, si bien a nosotros no nos convence por ser de rocas, era la delicia de la gente de allí. Se llama así porque las rocas volcánicas y el mar han creado unos pequeños laguitos donde los niños juegan y los abuelos buscan marisco. Muy auténtica.

La siguiente playa… ay la siguiente playa… podemos decir con mayúsculas, es decir, CON MAYUSCULAS, que fue la playa que más nos gustó de Fuerteventura: la playa de la Concha. Muy recogida, muy pequeñita y cuca, con una arena increiblemente blanca y un agua turquesa de enamorar y de pensar que estábamos en Bali…

Playa de la Concha, Fuerteventura
Playa de la Concha

Volvimos desde allí al pueblo de El Cotillo porque había hambre y habíamos quedado con nuestros embajadores para comer. Ellos nos llevaron a uno de los más míticos restaurantes del pueblo: La Vaca Azul. Lo primero, ese expositor con los pescados del día bien expuestos al entrar… qué nos gusta ese detalle… allí mismo «pescamos» un espectacular jurel que nos hicieron posteriormente a la espalda, perfecto para cuatro personas. Recomendación disfrutona: reservad con tiempo, sobre todo si es fin de semana, y mejor en la terraza de arriba. Las vistas a la playa, al puertillo y al pueblo son inmejorables. Allí echamos la sobremesa, la tarde, la noche… madre mía, qué bien se estaba…

Y allí mismo os dijimos adios en el video, dejando un recuerdo maravilloso de una isla muy interesante como es FUERTEVENTURA. Si eres surfer, ciclista, motero, foodie, si te gustan las playas desiertas, si te gusta el ritmo de vida tranquilo… Fuerteventura es tu isla, definitivamente…

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