¡Hola disfrutones!
En este post-video os vamos a enseñar qué ver en Avila en un fin de semana.
Avila tiene mucho que ver: historia, arte, gastronomía, buenas fiestas, senderismo por los alrededores… ¡a ver si os convencemos!
Es obvio que el monumento más importante de Avila son sus murallas medievales. ¿Sabéis que Avila es el recinto medieval amurallado mejor conservado del mundo?
Hablemos de la muralla, por supuesto. Es rectangular, 2 kms de longitud y merece la pena que paguéis la visita para recorrerla por arriba. Durante la misma os contarán muchas historias. Aprendimos que Avila fue fundada por los Romanos, pero que antes había un poblado vetón llamado Obila. Aunque las murallas las construyeron los Romanos, con tanta batalla entre árabes y cristianos posteriormente, apenas quedó nada.
Fue después, en la Reconquista, cuando Fernando I repobló Avila con familias asturianas y navarras y reconstruyeron las murallas.
Se dice que las murallas de Avila son una construcción colectiva, ya que participaron familias cristianas, judías y mudéjares.
Otra curiosidad de las murallas de Avila es que cada barrio defendía su tramo de muralla. Por ejemplo, los habitantes del barrio del Carmen, por cierto, preciosos palacios en esa zona, defendían su zona, como si fuera una segunda línea defensiva.
Las murallas de Avila tienen 9 entradas, a cual más bonita. A nosotros nos gustó la de la Espadaña y la del Alcázar, la más grande de la ciudad.
La visita a las murallas también merece la pena porque así veréis la ciudad desde arriba. Por ejemplo, desde allí tendréis unas vistas espectaculares de la Basílica de San Vicente, un precioso templo románico del siglo IV.
El cimborrio de la catedral de Avila también se ve muy bien desde las murallas. Por cierto, desde ese cimborrio es desde donde Doña Urraca mostró a su hijo en la leyenda del «niño rey» que tiene el escudo de Avila. Sandra os lo cuenta en detalle en el video.
Otro dato a tener en cuenta: si podéis, visitar Avila en sus Jornadas Medievales. Suele ser a finales de Agosto, a nosotros nos encantó. La ciudad se decora con guiños medievales, hay muchos puestos para comprar y comer, y varias atracciones para niños, donde revivirán lo que era ser un caballero medieval…
Una vez dentro del casco viejo de Avila, os recomendamos parar en todos y cada uno de los palacios: El de los Sofraga, donde cenamos, el de los Verdugo y su patio porticado renacentista, el de los Nuñez-Vela, hoy Palacio de Justicia, y el de Superunda.
La Plaza del Mercado grande es el centro neurálgico de Avila; no en vano aquí estaba el foro de la Avila romana. Es una plaza con mucha vida, bares, restaurantes y terrazas.
Otro apunte esencial: visitad la catedral gótica de Avila por dentro, merece mucho la pena. Os diría que nos sorprendió tanto que la hemos puesto en nuestro ranking del top 5 de nuestras preferidas. Su sobriedad exterior choca con su cálido y rico interior. Su piedra rosada, su altar mayor… una maravilla.
Por otro lado, Avila es Santa Teresa de Jesús, por supuesto. Os recomendamos visitar su iglesia y el convento, construido sobre la que fue la casa natal de la santa.
Después de tanto pateo y tanta historia y cultura, había que darse un poco al disfrutonismo, no? Ese sábado comimos en Alcaravea, uno de los restaurantes más tradicionales de Avila. Judías del Barco de Avila y ternera D.O., no os perdáis el video para ver la pintaza que tenía lo que pedimos…
¿Os ha gustado el post? Pues si vais a Avila, intentad acercaros a Candeleda, un paraíso del turismo rural.
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¡Hasta la próxima semana!
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