Cantabria

Santillana del Mar en un día

Hace 2 meses

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¡Hola disfrutones!

Hoy venimos a pasar el día a Santillana del Mar, uno de los pueblos más bonitos de España y a tan solo 30 minutos de Santander. Santillana del Mar da mucho juego para un día que no haga tiempo de playa, por ejemplo. Historia, arquitectura medieval, leyendas, rutas de senderismo y muy buena gastronomía, ¡a por ello!

Santillana del Mar es Conjunto Histórico-Artístico y condensa lo mejorcito de la arquitectura popular cántabra de los siglos XIV al XVII, tanto casas humildes como grandes mansiones nobiliarias. Dicen que pasear por Santillana del Mar es pasear «por el Barroco»…

Nosotros dejamos el coche antes de entrar en el casco medieval, al lado de la Casa de los Tagle, un bonito ejemplo indiano cántabro.

Una vez dentro del casco histórico, hay muchos puntos que ver:

La Torre del Merino nos encantó por su historia. Los merinos eran funcionarios que representaban al Rey en el pueblo, algo así como los actuales gobernadores civiles. Esta torre da acceso a la Plaza Mayor, muy bonita, rodeada de mansiones nobiliarias y con la curiosidad de que es triangular. Allí veréis el edificio del Ayuntamiento, muy sobrio para ser Barroco, y con balconadas de hierro, no de madera, como es habitual en esta zona. Allí está también el Parador de Turismo y el Palacio del Aguila y la Parra con la estatua de un bisonte en la puerta, homenajeando a las Cuevas de Altamira. Salimos de la plaza por la Torre de Don Borja, gótica.

La Calle Río es también muy curiosa. La acera derecha está llena de palacios, a cual más espectaculares, como el de Quevedo y Cossío, o el de Los Hombrones. Y enfrente, casas humildes de arquitectura popular, siempre de dos pisos y con balconadas de madera llenas de flores, espectacular.

Se dice que el nombre de «Santillana» no viene de que sea santa ni de que sea llana, sino de «Santa Juliana». Santa Juliana fue una mártir de la época romana cuya tumba reside en la Colegiata de Santillana del Mar; muy bonita, por cierto, y nos recordó mucho a la iglesia de Frómista, con esos capiteles románicos historiados y la escalera de caracol en forma de torre cilíndrica, muy muy bonita.

Palacio de Peredo-Barreda, Santillana del mar

Podríamos habernos quedado 2 o 3 días más haciendo fotos a cada mansión, qué maravilla y qué bien cuidado lo tienen todo. A nivel gastronómico, os recomendamos El Bisonte Rojo, a las afueras de Santillana del Mar. Tiene un jardín súper agradable y el equipo de sala eran encantadores. Nosotros solo tomamos allí un refresco porque queríamos ver cuál era la playa más cercana a Santillana. Y en ese momento conocimos la que actualmente es una de nuestras playas preferidas, mucho ojo a la Playa de Santa Justa. Está a 10 minutos de Santillana y es única. Tiene un buen aparcamiento, bajada fácil a la playa, que tiene forma de bahía, muy recogidita pero con bien de olas, pero lo que le hace realmente única es que hay una cueva en el acantilado y allí está la Ermita de Santa Justa. ¡Preciosa la ermita e increíbles las vistas del mar y la bahía desde allí! ¡Unica!

Después de un día tan intenso, vuelta a Santander y cenita en La Casona del Judío, el restaurante de Sergio Bastarra, con 1 estrella Michelín y 2 Soles Repsol. Muy original su cocina, modernilla pero basada en productos locales y los recuerdos de su infancia. Cenamos en la bodega, sin duda la parte más bonita y especial de esta mansión indiana tan espectacular.