Castilla y León

La ruta del vino de Toro

11 octubre, 2020

10 minutos de lectura

¡Hola disfrutones!

En este post-video os enseñamos la Ruta del Vino de Toro, ¡toda una experiencia!

Ojo que Toro no es solo vino. Toro es su Colegiata, su Plaza Mayor, su gastronomía típica zamorana, su plaza de toros, sus dulces castellano-leoneses, ¡una maravilla!

Toro es uno de los pueblos más importantes de la provincia de Zamora. Es un pueblo con mucha historia, sobre todo desde la Reconquista. En el video os contaremos un montón de anécdotas sobre la historia de Toro: las batallas entre Juana la Beltraneja e Isabel la Católica, la construcción del alcázar y las murallas, el Renacimiento…

Empecemos por el alcázar de Toro, ya que es donde recomendamos aparcar el coche. Allí dentro es donde está la oficina de turismo. El alcázar tiene las torres desmochadas, así que no dice mucho el pobre. Pero tiene una posición estratégica de defensa del pueblo. Desde allí os saldrán unas fotos espectaculares del Duero y los campos de Castilla.

Toro, Zamora — Vistas desde el alcazar de Toro

A menos de 5 minutos a la izquierda encontraréis la Colegiata de Santa María la Mayor de Toro, sin duda, su edificio más representativo.

También con buenas vistas, destaca por su cimborrio. Tiene un cimborrio bizantino, y dicen que solo hay otros dos así en España, el de la catedral de Zamora y el de la catedral de Salamanca. La verdad es que es espectacular y muy bien conservado.

cimborrio Toro — Cimborrio de la Colegiata de Toro

Sin duda, no dudéis en entrar a ver la Colegiata por dentro. Es del siglo XII, Románica, aunque se pueden observar otros estilos, como el mudéjar, muy característico de esta zona; no os perdáis nuestro post sobre Arévalo, «la villa mudéjar».

Disfrutad un buen rato de la Colegiata de Toro porque tiene mucho que ver. En la sacristía está el cuadro de «La Virgen de la mosca», curiosísimo…

También impresiona ver el cimborrio por dentro y, si andáis bien de piernas, subid al campanario. Desde allí tendréis las mejores fotos del cimborrio y del pueblo.

Otro punto ineludible de la Colegiata de Toro es el Pórtico de la Majestad. Al estar cubierto, ha podido mantener su policromía románica original. Nos recuerda al pórtico del Perdón de la Catedral de Ciudad Rodrigo. No os perdáis la explicación que cuentan en una pantalla al lado del claustro. Nos explicaron super bien cómo este tipo de portadas eran como «los periódicos de la época»… como la gente no sabía leer la Biblia, leían en estas figuras la historia de la Salvación. Es espectacular la parte del infierno, con cuerpos desencajados, el diablo quemando a los «impuros»… curiosísimo.

Siguiente parada: la plaza de toros de Toro. Es una de las más bonitas y mejor conservadas de España. Mantiene su estructura de 1828, con dos arcadas. Color rojo vino y arena de albero, como debe ser. Está rodeada de viviendas, por lo que es un poco difícil encontrarla. Importante, para visitarla, deberéis concertar cita con la oficina de turismo, llamad antes.

Descansamos un rato en el hotel. Habíamos reservado en el hotel María de Molina. No es el más bonito, ni el más moderno, pero sí uno de los mejor situados para patear Toro sin coger el coche. Además se aparca fenomenal al lado y el personal era encantador y muy profesional.

Por la tarde nos dimos un paseo por la Plaza Mayor y alrededores. La Plaza Mayor tiene un montón de bares y de ambientillo todo el día. Recomendamos las terrazas de los restaurantes Mesón Zamora y La Esquina de Colás. En este último estuvimos picando unas raciones la última noche y nos encantó.

La Plaza Mayor siempre ha sido el centro social por excelencia. Allí está el Ayuntamiento, un antiguo palacio renacentista, y la Iglesia del Santo Sepulcro, del siglo XII y fundada por los Caballeros de la Orden de Malta.

Del siglo XII al XVI, Toro fue muy importante a nivel político-religioso-militar. Allí se celebraron Cortes y también fue Sede Real.

Si subís la calle del Mercado, peatonal, dirección norte, llegaréis en seguida a la Torre del Reloj. Es muy bonita, en tres pisos, y con una leyenda muy curiosa relacionada con el vino, Sandra os contará en detalle en el video.

torre del reloj de Toro — Torre del Reloj, Toro

Otra curiosidad de callejear por esa parte de Toro es que contéis la cantidad de zarceras que hay. Recordad, las zarceras eran esos agujeros que se hacían en la fachada de la casa y servían para bajar la uva a las bodegas subterráneas. Toro llegó a tener más de 400 bodegas subterráneas; no había familia que no produjera su propio vino.

Zarceras en Toro
Zarceras en Toro

Actualmente solo queda una bodega subterránea que produzca vino para comercializar. Son los amigos de Valdigal. Una bodega familiar, con poca producción pero con mucho cariño. Además el dueño, Pedro, es encantador y estuvimos un buen rato hablando de la D.O. Toro, de porqué esta zona tiene vinos tan ricos… un placer departir con gente maja con una botellita de buen vino en la mesa.

Esperanza, la guía de turismo que nos enseñó Toro, nos llevó a otra bodega subterránea, pero ésta está solo preparada para el turismo, para que la gente vea cómo se producía vino antiguamente. Es curiosísimo, no os lo perdáis, merece la pena. Esperanza nos contó la curiosa relación de Toro con el descubrimiento de América. Resulta que uno de los principales consejeros de la reina Isabel la Católica era Fray Diego de Deza. El fue uno de los que más insistió a la reina para que invirtiera fondos en el proyecto de Cristobal Colón e incluso se dice que el vino que llevaban los marineros en las tres carabelas era ¡vino de Toro!

Al día siguiente cogimos el coche para ver varias bodegas que hay por los alrededores de Toro. Primero fuimos al Museo del Vino de Toro. Pertenece a la compañía castellano manchega de Pagos del Rey y la verdad es que está muy bien montado. Hay un jardín explicativo con todas las variedades de uva que se dan en esta zona y luego hay curiosidades de grandes artefactos y herramientas que servían para hacer vino en la antigüedad. Tienen una antigua camioneta muy cuca y varios carros para llevar las cajas de racimos, muy instagrammeable todo…

Por dentro está muy chulo, explican muy bien la historia del vino, el proceso de fermentación… a los chavales les va a gustar mucho.

Siguiente bodega: Divina Proporción. Una de nuestras preferidas por su innovación y el marketing que le han puesto a sus vinos. Nada que ver con esos vinos clásicos de Toro, muy alcohólicos y densos. Esta gente trabaja vinos más jóvenes, más alegres y fáciles de beber. Además, ¡muy fans de sus nombres y etiquetas! Nos quedamos allí a comer, ya que tienen restaurante en la propia bodega. Una sala enorme, con mesas muy separadas y un menú zamorano muy rico, y contundente… uno de los mejores arroces a la zamorana que hayamos probado nunca. Y claro, con ofertas de vinos y de packs, pues al coche… Elvis empezaba a ir «cargadito de vino»…

Luego fuimos a Bodegas Monte La Reina. Está en lo alto de una colina, con unas vistas espectaculares del Duero y de sus viñedos. Viendo esos viñedos te das cuenta de lo recio que es el vino de Toro. Suelo complicado, con mucho pedregal, inviernos fríos y secos, veranos muy calurosos. De ahí que salga una uva pequeña pero densa y con mucho sabor.

Otra curiosidad de Monte La Reina es que tiene un castillito bien bonito y conservado. Tiene un hotel con encanto de 8 habitaciones. Nos quedamos con ganas de habernos quedado un par de días allí, tiene que ser una pasada por la noche y dar un paseo a primera hora de la mañana por los viñedos. La bodega en sí es espectacular, la más grande de todas las que vimos por allí. Es impresionante cómo tienen zonas muy robotizadas, la cantidad de vino que elaboran y el I+D que están trabajando para sacar nuevos productos al mercado, ¡enhorabuena!

Siguiente bodega: Valbusenda. Igual os suena porque tiene un hotel de 5 estrellas, el más espectacular de la zona. Un hotel muy vanguardista, con piscina y rodeado de un jardín con más de 200 variedades de uvas. Buenas vistas desde allí del Duero, al que, con razón, llaman «el río del vino». Es curioso como, a su paso, «florecen» denominaciones de origen de grandes vinazos: Ribera del Duero, Cigales, Castilla y León, Rueda, y por supuesto los grandes vinos del Douro portugués.

Volvimos al pueblo de Toro, aparcamos y visitamos el hotel-restaurante La Reja Dorada. ¿Motivo? para contaros en el video la historia de porqué tiene una reja dorada en su fachada. Una fantásticas historia contada por Sandra de las luchas que tuvieron Isabel la Católica y Juana la Beltraneja para obtener el control de estas tierras, por entonces pertenecientes al Reino de Portugal.

Por la noche, nuestra última noche de disfrutonismo en Toro, fuimos a las Bodegas Latarce. Están a cinco minutos en coche y merecen mucho la pena. Es algo mucho más que una bodega. Es un complejo de enoturismo muy completo: tienen una terraza estupenda para disfrutar de un aperitivo viendo el atardecer. Luego, al entrar, tienen una tienda gourmet para volverse locos… Compramos queso de la zona, Chillón, muy recomendable, compramos aceites, y por supuesto, vinos de Latarce. El Selección 2014 es un vinazo de quitarse el sombrero, riquísimo.

Luego tienen un restaurante 5 tenedores muy bien puesto. Modernillo, con una decoración muy diferente de los clásicos mesones de la zona. Tiene reservados, un buen equipo de cocina, y el equipo de sala es super profesional y atentos. Cenamos una degustación de sus mejores platos y alucinamos. No olvidan el producto local, pero hacen recetas muy atrevidas. La chef tiene un punto muy divertido de mezclar dulces con salados y la verdad es que se nos hizo una cena muy divertida. Un gintonic en la terraza a modo de despedida de unos días mágicos de enoturismo en Toro.

Por cierto, si queréis vivir una experiencia similar a la nuestra, no dudéis en mandar un mail a info@rutavinotoro.com o informaros en su web. Merece la pena, no os va a salir más caro y os van a asesorar muy bien. Fijaos la cantidad de bodegas que visitamos nosotros y os podemos decir que en todas las visitas y catas aprendimos algo nuevo. Si os gusta el vino, es que no te cansas de catar y aprender de los profesionales, ¡una maravilla!